Esto puede ser consecuencia de la dificultad de los Gobiernos de izquierda para diferenciar su respuesta a la crisis de las recetas conservadoras. El intento de Gordon Brown de aplicar estímulos keynesianos, imitado aquí por Zapatero con su plan de obras municipales, no solo no produjo resultados apreciables sobre el empleo sino que tuvo a posteriori efectos electorales favorables a la derecha (que enarbolaba la bandera de la austeridad). A su vez, esa dificultad de diferenciación ha provocado un desdibujamiento de la identidad de izquierda, con efectos en una mayor abstención electoral (ejemplo: España), y un reforzamiento del tópico de que la derecha gestiona mejor la salida de la crisis (y la izquierda, la redistribución posterior).
En todo caso, la experiencia de los últimos 20 años demuestra que los partidos socialdemócratas que adaptaron sus políticas a las nuevas realidades (en materias como la fiscalidad, las reformas de los mercados, incluyendo el laboral, y la racionalización del Estado de bienestar) tuvieron mejores resultados, sociales y electorales que los que no lo hicieron.
El País
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