É preferível baixar os impostos ou efectuar investimentos públicos? O El País de hoje tenta dar a resposta:
Un modelo de evaluación cuantitativa
Con el fin de evaluar cuantitativamente los efectos de distintos planes de política fiscal para 2009, hemos construido un modelo neokeynesiano de equilibrio general dinámico estocástico de tamaño medio que captura las líneas maestras de comportamiento de la economía española y que cuenta con una descripción relativamente detallada de la política fiscal. En particular, modelamos tres tipos de impuestos (impuestos a las rentas del trabajo, impuestos a la renta del capital y el beneficio de las empresas e impuestos al consumo), consumo público e inversión pública.
Los parámetros del modelo están estimados por medio de un método de los momentos. La versión básica presenta un nivel de rigideces nominales moderado, en consonancia con la más reciente evidencia microeconométrica.
Un simple ejercicio consiste en evaluar los multiplicadores de impacto asociados a una bajada del tipo efectivo (no del nominal) de un impuesto de un 1%. Por ejemplo, si el tipo medio sobre las rentas del trabajo (IRPF más cotizaciones sociales) es, como estimamos en el modelo, del 40%, evaluamos los efectos de reducirlo al 39%. De igual manera, simulamos una subida del consumo público de un 1% del PIB y de la inversión pública de un 1% del PIB.
Los multiplicadores a impacto en el PIB son, en orden de magnitud:
Impuesto sobre el trabajo: +1,076%.
Consumo público: +0,422%.
Impuesto sobre el consumo: +0,175%.
Impuesto sobre el capital: +0,059%
Inversión pública: -1,124%.
Como se puede comprobar en estas cifras, la medida más expansiva es una reducción del impuesto sobre las rentas del trabajo. La explicación es sencilla. En una recesión, el número de empleados cae y los desempleados empiezan a buscar nuevos trabajos. Al bajar los impuestos al trabajo, el incentivo a encontrar un nuevo empleo sube y este fenómeno provoca una subida de las horas trabajadas.
De igual manera, las familias que aún trabajan tienen un más fuerte incentivo a incrementar sus horas trabajadas. Es importante resaltar que este resultado aparece incluso en presencia de rigideces nominales de precios y salarios.
La inversión pública tiene un efecto contractivo a impacto, pero éste se vuelve positivo al poco tiempo. La razón es que, en nuestro modelo, en el muy corto plazo la inversión pública desplaza a la inversión privada. Este fenómeno, sin embargo, desaparecería en un modelo un poco más detallado.
En particular, dado que una subida de la inversión pública tiene unos meses de implementación, el resultado es poco importante y no contradice los efectos expansivos de un incremento de la inversión pública en unos trimestres.
Por supuesto, como todos los modelos, nuestro modelo tiene carencias y un alto nivel de incertidumbre en muchos de sus aspectos. No pensamos en los números anteriores como cifras exactas, sino como una indicación de las magnitudes relativas de interés.
En todo caso, confiamos más en nuestros cálculos que en muchas de las afirmaciones vertidas en los medios de comunicación nacionales e internacionales acerca de los efectos de la política fiscal.
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